Lo peor no son los autores (selección)
Mario Muchnik ingresó en
la profesión de editor gracias a su padre, también editor. Narra en este libro
algunas de sus experiencias en las que centra en cada capítulo a un autor o
editor con quien tuvo afinidad.
En el capítulo dedicado a Graciela
Bajraj explica
el porqué de la edición de libros de cocina junto a obras literarias de peso.
Estos libros los editó gracias a que dispone de la persona capaz de hacerlos:
Graciela. Los libros de cocina, surgen de ediciones realizadas por su padre que
formuló una forma sencilla de redactar las recetas “paso a paso” con gran éxito.
El autor destina un capítulo
de su libro a su relación con Italo Calvino y su familia, aunque expresa que
siempre le pareció áspero, de conversación difícil y con facciones que
expresaban una gran inteligencia pero también una morada intelectual propia.
Muchnik expresa que ha
tenido dos maestros en la profesión: su padre y un único maestro
universitario, Giulio Einaudi. Fue uno de sus maestros en la
edición sin saberlo. Siempre admiró sus tipos; sus cubiertas, de diseño
original y moderno; la selección de títulos, atinentes al debate cultural y
político de su entorno. Einaudi está asociado a su vida por medio de la feria
de Frankfurt, en la cual siempre acudía a su stand que tenía la finalidad de crear un
espacio para el encuentro con los autores, los agentes y los editores
extranjeros. Es este interés en el intercambio humano antes que en la compra
venta lo que ha sido para el autor la única razón de asistir a la feria.
“La
feria de Frankfurt es esencialmente conversación […] Cuando se puede participar
en la conversación de Frankfurt, la feria resulta fascinante y enriquecedora.
Cuando no, es un bodrio”. (Muchnik 1999: 181)
Otra autora a quien le
dedica un capítulo es Kenizé Mourad. La
conoció por un amigo, Guy Sitbon, que le comentó que su libro era un gran best seller. El libro De parte de la
princesa muerta se convirtió
en un éxito. El autor expresa en un cuestionario sobre este libro su opinión
sobre los best sellers. No
entiende porque este libro como cualquier otro se vende tanto y afirma:
“los best
sellers, como digo más arriba, son siempre fruto de azar, sean o no «de
calidad». No existe un editor capaz de predecir el éxito de un libro” (Muchnik 1999: 262)
Muchnik sostiene que a Kenizé ser autora de un best seller le cayó por sorpresa. Trabajó en su texto pero lo hizo como una aficionada y no como una profesional ya que nunca aprendió técnicas novelísticas. A Kenizé, después del éxito de su primer libro, le costó mucho encarar su segunda obra y Muchnik la aconsejó en varias oportunidades, incluso luego de ser despedido de su editorial ya que mantenían un estrecho vínculo.
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