Un editor es definido por su capacidad de ver un libro a partir de un original o una idea. En la vorágine de información en la que nos encontramos y con la gran cantidad de producción editorial que existe a nivel mundial, no es alocado ver libros hasta en la sopa. En este blog nos proponemos abordar distintos aspectos editoriales desde autores y temas varios analizados en el Seminario de grado: Estrategias para la construcción del catálogo. Asimismo, desarrollaremos un análisis sobre diferentes catálogos de editoriales y proyectos específicos, aportando ejemplos y entrevistas, con el fin de acercarnos a un análisis de los diferentes perfiles y fórmulas editoriales.

jueves, 22 de enero de 2015

Entrevista con la editora de Danke

Julia Enriquez
Julia nos visitó el 3 de noviembre. Ella comenzó a realizando fanzines y hace un año se sumergió en el proyecto de editar libros en su editorial en Rosario.
Fanzines editados por Julia
Un fanzine es una publicación no profesional sobre un tema específico realizada por aficionados, suelen ser hechas a mano y con bajos recursos ya que suelen ser gratuitos o de bajo costo.

Julia tiene una editorial unipersonal pero forma parte de un movimiento de editores en Rosario con los cuales intercambian opiniones, ideas y contactos editoriales. Julia se autodefine a sí misma principalmente como lectora ya que, para ella, el interés en la edición de libros surgió a partir de su interés como lectora.
“Por mera casualidad en la casa de una amiga que era artista plástica y directora cultural y que es de atesorar muchas ediciones especiales y discontinuas di con un fanzine, que en ese momento no sabía lo que era un fanzine, que era más bien un pliego de hojas: una sola tipografía, ningún nombre, ninguna fecha, ningún mail, ningún lugar. Y di con ese pliego y leí un poema que hasta hoy en día me lo acuerdo […] me sacudió tanto el texto y me llamaba mucho la atención que yo haya podido tener acceso a ese título totalmente anónimo de pura suerte, y, realmente, me prendió la lampara de q no es necesario esperar a que venga una editorial o a que venga alguien que sepa para confeccionar una edición, como que hay un lugar de líneas básicas que se puede resolver con lo que uno sabe. En eso uno llega a la conclusión de que la literatura publicada no es suficiente”.

Julia tenía, cuando comenzó a editar fanzines, la noción de que el editor era un lector agasajado que edita a todos sus ídolos. Con los fanzines su idea era que sean textos muy cortos, para que puedan leerse en poco tiempo; sobre todo que se puedan leer aunque quizás a la persona no le guste la literatura o no esté acostumbrada a leer poesía o a gente viva “porque, en principio, hay muchos prejuicios con la literatura contemporánea, con lo que todavía no esta legitimada”. Comenzó a editarlos en el 2010 y expresa que las categorías de edición que manejaba en ese momento solo radicaban en el tamaño, la tipografía, la periodicidad y la tirada (realizaba cien copias por número). En ellos incluía textos de autores consumados que estaba empezando a leer y chicos de rosario y de la región que tuvieran textos que a mi me hayan interesado.
“Mi descubrimiento de lecturas va en paralelo con mi primer ejercitación editorial”.

De izquierda a derecha: Patricia Piccolini, Julia Enriquez y Marcela Castro
Actualmente, Julia encara una editorial llamada Danke. Hace un año aproximadamente de su creación y Julia ya editó dos libros, uno de poesía: Adonde van las nubes, y una novela: El libro de cuentos de Corazón, y se encuentra en el proyecto de editar uno más sobre filosofía. Considera que “La mejor manera de aprender a editar es editando” y que en la edición la prueba y error ella la pasó durante la edición de fanzines y que hoy en día con la editorial es lo más cuidadosa posible e intenta prever y evitar la mayor cantidad de errores posibles.
Libros de Ediciones Danke

En relación al diseño Julia se encarga de la maqueta interna y las tapas se encargan a una diseñadora y se planean en conjunto con sus autores, porque su objetivo era personalizar cada libro. Esto es posible porque Julia no planteó ninguna colección en su editorial para no limitarse a ciertos temas pero sí líneas a seguir.
“En el caso del fanzine eso es todo de poesía aunque en algún momento fueron apareciendo textos de narrativa, pero cuando decidí publicar libros en ningún momento se me cruzó por la cabeza que solo fuera una editorial de poesía”.

Una de las recomendaciones que da Julia es siempre acompañar al autor y, en el caso de ser necesario, recomendarlo y darle las criticas necesarias, pero siempre en lo correspondiente a lo editorial y con la justificación adecuada.

En la editorial Julia se encarga de las correcciones, la maquetación y la distribución, ya que al tratarse de un emprendimiento también las posibilidades económicas son reducidas. La distribución la hace ella misma y deja los libros en dos o tres librerías por ciudad, sobretodo en librerías acorde a la temática, que traten, por ejemplo, temas como literatura contemporánea.
“Es preferible estar en tres o cuatro librerías de Buenos Aires y ya la persona que conoce la editorial o la llega a conocer tarde o temprano lo va a ir a buscar [...] La distribución es lo más complicado para las editoriales, pero también si uno tiene esa hambre de estar en todas ahí te va a parecer algo desbordado. En el caso de una editorial chiquita, como la que tengo yo y como la que tienen la mayoría de mis amigos es mucho más provechoso saber a donde uno esta y saber que los lectores de a poco se van comunicando”.

La relación con los autores fue variando, en el caso de los dos primeros libros, los autores ella los considera muy cercanos y no establecieron contrato de edición. Pero con el nuevo libro que esta en proceso de edición, cuyo autor es un profesor de filosofía, estableció un contrato y también derechos de autor. Los dos libros anteriores de la editorial no se encuentran protegidos por el derecho de autor sino con licencias Creative Commons.
Las regalías también difieren dependiendo la situación y la relación y los intereses del autor. En el caso de los dos primeros libros, la editora contaba con el fomento del espacio santafecino, y pudo pagarles un monto simbólico y darles el 10% de la tirada, pero en el caso del libro de filosofía se acordó con el autor un pago con regalías de un 10% sobre el precio de venta al público y unos pocos ejemplares para que el autor ofrezca como regalo.
“Tengo en claro como quiero trabajar pero no es que le digo a mi autor: bueno vamos a trabajar así, porque cada autor me va enseñando algo nuevo sobre la edición de libros”.

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