Julia nos visitó el 3 de
noviembre. Ella comenzó a realizando
fanzines y hace un año se sumergió en el proyecto de editar
libros en su editorial en Rosario.
Fanzines editados por Julia |
Un fanzine es una
publicación no profesional sobre un tema específico realizada por
aficionados, suelen ser hechas a mano y con bajos recursos ya que
suelen ser gratuitos o de bajo costo.
Julia tiene una editorial
unipersonal pero forma parte de un movimiento de editores en Rosario
con los cuales intercambian opiniones, ideas y contactos editoriales.
Julia se autodefine a sí misma principalmente como lectora ya que, para ella, el interés en la edición de libros surgió a partir de su
interés como lectora.
“Por mera casualidad en
la casa de una amiga que era artista plástica y directora cultural y
que es de atesorar muchas ediciones especiales y discontinuas di con
un fanzine, que en ese momento no sabía lo que era un
fanzine, que era más bien un pliego de hojas: una sola
tipografía, ningún nombre, ninguna fecha, ningún mail, ningún
lugar. Y di con ese pliego y leí un poema que hasta hoy en día me
lo acuerdo […] me
sacudió tanto el texto y me llamaba mucho la atención que yo haya
podido tener acceso a ese título totalmente anónimo de pura suerte,
y, realmente, me prendió la lampara de q no es necesario esperar a
que venga una editorial o a que venga alguien que sepa para
confeccionar una edición, como que hay un lugar de líneas básicas
que se puede resolver con lo que uno sabe. En eso uno llega a la
conclusión de que la literatura publicada no es suficiente”.
Julia tenía, cuando
comenzó a editar fanzines, la noción de que el editor era un
lector agasajado que edita a todos sus ídolos. Con los fanzines
su idea era que sean textos muy cortos, para que puedan leerse en
poco tiempo; sobre todo que se puedan leer aunque quizás a la
persona no le guste la literatura o no esté acostumbrada a leer
poesía o a gente viva “porque, en principio, hay muchos prejuicios
con la literatura contemporánea, con lo que todavía no esta
legitimada”. Comenzó a editarlos en el 2010 y expresa que las categorías de edición
que manejaba en ese momento solo radicaban en el tamaño, la
tipografía, la periodicidad y la tirada (realizaba cien copias por
número). En ellos incluía textos de autores consumados que estaba
empezando a leer y chicos de rosario y de la región que tuvieran
textos que a mi me hayan interesado.
“Mi descubrimiento de
lecturas va en paralelo con mi primer ejercitación editorial”.
De izquierda a derecha: Patricia Piccolini, Julia Enriquez y Marcela Castro |
Actualmente, Julia encara
una editorial llamada Danke. Hace un año aproximadamente de su
creación y Julia ya editó dos libros, uno de poesía: Adonde
van las nubes, y una novela: El libro de cuentos de Corazón,
y se encuentra en el proyecto de editar uno más sobre filosofía.
Considera que “La mejor manera de aprender a editar es editando”
y que en la edición la prueba y error ella la pasó durante la
edición de fanzines y que hoy en día con la editorial es lo
más cuidadosa posible e intenta prever y evitar la mayor cantidad de
errores posibles.
Libros de Ediciones Danke |
En relación al diseño
Julia se encarga de la maqueta interna y las tapas se encargan a una
diseñadora y se planean en conjunto con sus autores, porque su
objetivo era personalizar cada libro. Esto es posible porque Julia no
planteó ninguna colección en su editorial para no limitarse a
ciertos temas pero sí líneas a seguir.
“En el caso del fanzine
eso es todo de poesía aunque en algún momento fueron
apareciendo textos de narrativa, pero cuando decidí publicar libros
en ningún momento se me cruzó por la cabeza que solo fuera una
editorial de poesía”.
Una de las recomendaciones
que da Julia es siempre acompañar al autor y, en el caso de ser
necesario, recomendarlo y darle las criticas necesarias, pero siempre
en lo correspondiente a lo editorial y con la justificación
adecuada.
En la editorial Julia se
encarga de las correcciones, la maquetación y la distribución, ya
que al tratarse de un emprendimiento también las posibilidades
económicas son reducidas. La distribución la hace ella misma y deja
los libros en dos o tres librerías por ciudad, sobretodo en
librerías acorde a la temática, que traten, por ejemplo, temas como
literatura contemporánea.
“Es preferible estar en
tres o cuatro librerías de Buenos Aires y ya la persona que conoce
la editorial o la llega a conocer tarde o temprano lo va a ir a
buscar [...] La
distribución es lo más complicado para las editoriales, pero
también si uno tiene esa hambre de estar en todas ahí te va a
parecer algo desbordado. En el caso de una editorial chiquita, como
la que tengo yo y como la que tienen la mayoría de mis amigos es
mucho más provechoso saber a donde uno esta y saber que los lectores
de a poco se van comunicando”.
La relación con los
autores fue variando, en el caso de los dos primeros libros, los
autores ella los considera muy cercanos y no establecieron contrato
de edición. Pero con el nuevo libro que esta en proceso de edición,
cuyo autor es un profesor de filosofía, estableció un contrato y
también derechos de autor. Los dos libros anteriores de la editorial
no se encuentran protegidos por el derecho de autor sino con
licencias Creative Commons.
Las regalías también
difieren dependiendo la situación y la relación y los intereses del
autor. En el caso de los dos primeros libros, la editora contaba con
el fomento del espacio santafecino, y pudo pagarles un monto
simbólico y darles el 10% de la tirada, pero en el caso del libro de
filosofía se acordó con el autor un pago con regalías de un 10% sobre el precio de venta al
público y unos pocos ejemplares para que el autor ofrezca como
regalo.
“Tengo en claro como
quiero trabajar pero no es que le digo a mi autor: bueno vamos a
trabajar así, porque cada autor me va enseñando algo nuevo sobre la
edición de libros”.